Cuestiona diputados eleven penas a menores delincuentes
Por Jacobo Colón
Los “honorables” diputados de la República Dominicana han
elegido el camino que ellos creen es mas fácil para resolver el gran problema
que significa la criminalidad en niños y adolescentes.
Elevar las penas hasta 15 años sin tomar en cuenta las causas
que subyacen para producir este mal es irse por la tangente; es meter la cabeza
en la tierra para obviar la responsabilidad de todos frente a la delincuencia
juvenil.
Nuestros “honorables”
diputados demuestran ser personas carentes de formación cuando se ponen de
espalda a las corrientes mundiales que han expresado en diferentes ocasiones
que la elevación de las penas en nada tiene que ver con la disminución de la
delincuencia.
A eso es que el eminente
Jurista Dominicano, Eduardo Jorge Prats
le llama panpenalismo penal, por que quienes hacen las leyes quieren
resolverlo todo con el derecho penal y aumento de penas.
La realidad de los
menores que entran en conflicto con la ley es multicausal, pero de lo que
estamos seguros es que la gran causa es
la exclusión social que sienten estos menores desde el seno materno.
El 98% de estos niños
vienen de hogares destruidos, muchas veces sus padres están guardando prisión,
la mayoría nunca los ha visto, se crían solos, indefensos, vulnerables ante una
sociedad que los motiva y los invita al consumo, a la pornografía, a las
drogas.
A temprana edad no saben
la tabla del 2, pero te dicen cuantos tipos de drogas existen, no entienden de la
conjugación de un verbo, pero te explican de manera clara como tener sexo con
una mujer; no saben nada de historia, pero
aprendieron desde pequeños a usar un cuchillo o un arma de fuego.
Solo saben lo que
aprendieron en las calles, son expertos en clasificar las drogas, saben los
efectos del cemento, hablan de pornografía, es que solo eso la sociedad les ha
permitido que aprendan, entonces:
¿Con que moral les
pedimos luego que se porten bien?
La vida los ha madurado a
destiempo, la sociedad no les ha dejado otro camino que no sea matar o morir,
no conocen de la escuela por que nadie nunca
los inscribió, no saben del amor, del perdón o comprensión por que nunca
han visto esos ejemplos ni escuchado esas palabras en sus hogares.
Son “malos” por que nadie les ha enseñado a ser buenos,
son “peligrosos” por que nacieron en el peligro, fuman drogas por que la vieron
primero que el biberón; solo hacen lo que les enseñaron a hacer, repiten como
animales conductas aprendidas.
La sociedad los abandona
y solo piensa en ellos cuando el tema sale a la palestra publica por un delito
que cometieron, nunca para buscarle solución al drama que viven, abandonados a
su suerte solo les dejamos un camino, “Matar o robar como único medio de
supervivencia, para ellos no hay otro”.
Y la primera vez que
alguien se interesa en ellos será para decirles que debe ir a prisión por los
próximos 15 años por algo que para el mismo no es malo, simplemente hizo lo que
le dijeron que hiciera para sobrevivir.
Permítanme contarles una anécdota
que me sucedió hace ya 23 años.
Estando en la casa
Albergue del ensanche la Fe, dándoles una charla de motivación a menores
detenidos en ese lugar, luego de hablarles de lo importante que son para Dios, de predicarles
que ellos eran hijos del creador y por lo tanto tenían que dejar esas
actitudes.
Se me acerco un jovencito
de apenas 13 años y me dijo. “Entiendo lo que usted me ha dicho, creo que tiene
razón, yo no quiero ser así, pero no tengo mas salida, mi madre vive con un
hombre que me golpea, me violo a los 10 años de edad y no se me permite ir a la
casa”
“Duermo donde me
sorprende la noche, no tengo a nadie mas, solo
a mis amigos de la calle”
Para luego decirme con un
tono de desaliento. ¿Qué hago?
Ya ustedes pueden
imaginar, solo podía hablarle de teorías y el quería una solución practica, a
la cual no teníamos respuestas.
Cuando mataron a Minino
en una cárcel de Montecristy de mas de 80 puñaladas el barrio de los 3 Brazos
lo celebro, “habían matado a uno de los delincuentes mas reconocidos del
sector”.
Fueron muchos los
“cristianos” que se dijeron complacidos “por fin podremos descansar en el
sector” otros, creyéndose libres de pecado decían, “Se lo
tenia merecido”
¿Pero, quien era Minino?
Desde la edad de 5 años
jugaba con nosotros todo tipo de juegos, bola, taquito, un dos tres pisa cola,
mano caliente, un dos tres mangulina, etc. Se pasaba todo el día jugando, los
que iban a la escuela en la mañana jugaban en la tarde con Minino, los de la
tarde en la mañana.
Su madre, una señora muy
decente salía los lunes a trabajar en casa de familia y lo dejaba solo, a la
buena de Dios, con el dinero que le dejaba comenzó a jugar juegos de azar, era
como un animalito que muchos de esos “señores” que se alegraron con su muerte
nunca le dieron cobijo, un consejo, un pan, nada.
El era un excluido
social, no recibió nada de la vida, solo aprendió a hacer cosas malas, en el
fondo era un gran muchacho que no tuvo oportunidad.
Conocemos muchos Mininos
por las calles, limpiando cristales, zapatos, mendigando, lavando carros,
cuando el lugar donde debieran estar es en las escuelas de nuestro país,
haciendo lo único que un niño o adolescente debe hacer, “estudiar”
Frente a Megacentro, hace
apenas unos días, llevaba en la parte trasera del vehículo a mi niño de 6 años, venia con el uniforme del
colegio y se me acerco a limpiar el cristal un infante de la misma edad del
hijo mío.
Observando su rostro pude
notar la sensación que sintió al preguntarse internamente,
¿Por qué yo tengo que
limpiar cristales mientras ese niño esta en la escuela?
¿Creen ustedes que este
pequeñuelo no va a tener un gran resentimiento hacia la sociedad?
¿Por que tiene este
pequeño limpiavidrios que ser agradecido de una sociedad que solo lo maltrata?
Estos resentidos sociales
mañana trataran de cobrarle a la sociedad todo lo que les ha negado, esos son
los delincuentes que hay que confinarlos en la cárcel para siempre, según nuestros
representantes en el congreso.
Si quisieran resolver el
problema como se debe, renunciaran a su barrilito, y con el dinero recaudado
entregárselo a cualquier institución pública o privada que trabajan para
erradicar tanta desigualdad social.
Debieron desprenderse de
tantos privilegios y elaborar un plan para reeducar a los menores en conflictos
con la ley, darle apoyo económico.
Pero eligieron el camino
fácil y que no conlleva sacrificios para ellos.
Claro, los hijos de los
legisladores están lejos de verse en esa exclusión, ese problema no tocara las
puertas de sus casas, eso solo les pasa a los hijos de machepa, a los mas pobres de nuestro país.
Algunos de los que leen
este escrito se dirán, “pero yo conozco un joven que se crio solo y es profesional”
Esa es la excepción de
apenas un uno por ciento; la realidad es que la inmensa mayoría de los que
delinquen a temprana edad vienen de hogares destruidos y familias
disfuncionales.
Donde hay que invertir es
en la pobreza de esos miles de niños a los cuales solo les hemos dejado un
camino, matar, robar o morir.
Archivado en::
0 comments